Hoy es la fiesta de San Crispín, una fecha que según Shakespeare, marcaría “desde hoy (1415) y hasta el fin del mundo” el recuerdo de la victoria inglesa en Agincourt. ¡Pero ni Enrique V ni Shakespeare tuvieron que vérselas con la Iglesia del Vaticano II! San Crispín fue quitado del calendario en 1969 como parte del proceso de “actualización” que destruyó casi todo a su paso. Muchos otros santos fueron quitados del mismo modo, pero lo que es más problemático, muchos santos fueron efectivamente “descanonizados” (incluso a pesar del hecho de que las canonizaciones son infalibles de acuerdo con la mayoría de los teólogos y que, por lo tanto, nadie puede ser descanonizado). He aquí algunos pocos ejemplos:
San Simón de Trento — popular niño mártir asesinado ritualmente por judíos el 24 de marzo de 1475. En 1965 el arzobispo Alessandro Gotardi, de la diócesis de Trento, declaró la inocencia de los asesinos. Como resultado del decreto del arzobispo, la Congregación de Ritos del Vaticano prohibió la veneración de sus reliquias así como la celebración de Misas en nombre de Simón. Este ejemplo de descanonización de un santo preconciliar es particularmente problemática porque a nadie se le ocurre insinuar que dicho santo no haya existido ni negar los milagros que se le atribuyen —fue puramente una movida política—. Dado que es políticamente incorrecto venerar a un niño que fue asesinado ritualmente por judíos (a pesar de un juicio que se realizó 110 años después de la muerte de San Simón y que sostuvo el veredicto del primer juicio, y a pesar de que incluso algunos académicos judíos admiten que ese primer veredicto fue válido, cf. http://www.traditioninaction.org/History/A_010_BloodyPassovers.htm), tuvo que ser quitado. Sin embargo, el apacentar a los no católicos difícilmente es una razón apropiada para cuestionar la indefectibilidad de la Iglesia (ver abajo). Incidentalmente, San Simón de Trento no es un santo anterior a la creación de la Congregación para las Causas de los Santos, puesto que el mismo Papa que confirmó esta canonización fue el que instituyó dicha Congregación en 1588 (en el mismo año en que San Simón fue canonizado).
San Guillermo de Norwich— otro niño católico (éste, ingles) que fue asesinado ritualmente por judíos (†1144), cuyo culto también fue suprimido, aunque al menos en este caso (a diferencia de San Simón) no parece haber habido un cultus popular.
Santa Ursula — uno de los santos descanonizados por los heresiarcas vaticanosegundistas más famoso y milagroso. Ella fue parte de un grupo de once mil vírgenes masacradas por los hunos cerca de Colonia alrededor del año383. A pesar del hecho de que su cultus siempre fue muy activo, incluyendo numerosas iglesias y calles que tomaron su nombre, su culto fue suprimido en 1969 (Wikipedia lo niega, pero numerosos otros sitios novordistas confirman la supresión).
Santa Catalina de Alejandría — gran mártir de la Iglesia primitiva, uno de los santos más venerados de la Edad Media, una de los Catorce Santos Auxiliadores — removida del calendario litúrgico en 1969 por haber dudas acerca de su “historicidad”. Estoy esperando la descanonización de Santa Juana de Arco, ¡siendo que La Pucelle debe haber estado alucinando cuando hablaba con Santa Catalina!
Santa Ursula — uno de los santos descanonizados por los heresiarcas vaticanosegundistas más famoso y milagroso. Ella fue parte de un grupo de once mil vírgenes masacradas por los hunos cerca de Colonia alrededor del año
Santa Catalina de Alejandría — gran mártir de la Iglesia primitiva, uno de los santos más venerados de la Edad Media, una de los Catorce Santos Auxiliadores — removida del calendario litúrgico en 1969 por haber dudas acerca de su “historicidad”. Estoy esperando la descanonización de Santa Juana de Arco, ¡siendo que La Pucelle debe haber estado alucinando cuando hablaba con Santa Catalina!
Ahora bien. Creo que esto es una muy grave materia porque los jerarcas del Vaticano II implícitamente la Iglesia preconciliar erró al mandar a la Iglesia universal la veneración de estos individuos. Como establece Santo Tomás de Aquino: “Dado que el honor que damos a los santos es de alguna medida una profesión de fe, es decir, un creer en la gloria de los santos [qua sanctórum gloriam credimus], debemos creer píamente que en esta materia el juicio de la Iglesia no está sometido a error.” Como tal, incluso las canonizaciones anteriores a la Congregación para la Causa de los Santos son parte del Magisterio ordinario infalible.
Sin embargo, los modernistas dicen que la Iglesia sí erró en este punto cuando suprimen estos cultos. Los argumentos sobre la ambigüedad histórica son realmente irrelevantes puesto que a través de la tradición y la confirmación de los milagros, santos como Úrsula y Catalina de Alejandría terminaron siendo agregados al calendario. San Simón de Trento fue agregado por decreto del Papa Sixto V, disparando la infalibilidad del Papado y del Magisterio Extraordinario de la Iglesia. Objetivamente, esto es una herejía y una de las más netas (aunque menos “celebrada”) de la Iglesia postconciliar.
Uno no puede menos que notar el significado cultural de la remoción de santos que tuvieron un papel tan significativo en la historia cultural de naciones y localidades. ¿Hacemos de Enrique V un mentiroso al suprimir el santo que invocaba? ¿Y qué pasa con la basílica de Colonia bautizada con el nombre de Santa Úrsula?
En la Fiesta de los Santos Crispín y Crispiano, Mártires, a.D. MMXI
NOTA DE INFOCAOTICA: A pesar de que tenemos algunas discrepancias con el artículo en puntos que ya hemos dejado en claro aquí —por ejemplo sobre la infalibilidad de las canonizaciones que no es tan clara como el autor afirma— (e, incluso, nos parece que la nota adolece de cierta falta de manejo de algunos términos técnico-teológicos), nos permitimos traerlo a colación puesto que pone en evidencia algunas de las ambigüedades a que ha llevado el Concilio Vaticano II con su política de “limpieza” del santoral. Es más reclamar fidelidad a unas raíces cristianas de Europa, cuando dichas raíces han sido arrancadas desde la misma Iglesia —por ejemplo negando historicidad o solemnidad a los santos que han sido base de la Cristiandad—, nos parece bastante hipócrita.
¿Entonces podremos limpiar del santoral a JPII en el futuro?
ResponderEliminar¡Supercalifragilisticoexpialidoso!
Particularmente me interesa San Simón de Trento y San Guillermo de Norwich (y Sto. Domingo del Val), de quienes el post aporta datos que desconocía, sobre todo el proceso descanonizador postconciliar que han sufrido (proceso nulo de toda nulidad agregaría yo).
ResponderEliminarParadojas de estos tiempos, los mismos que lo han matado han descanonizado sus martirios (algo demasiado perverso y escandaloso si no fuese que estamos acostumbrados).
Los judíos no sólo han decidido que estos santos ya no son santos, sino que también han decidido que santos no lleguen a santos (pregúntese sino por la canonización de Isabel).
Están metidos hasta la médula de la estructura visible de la Iglesia, qué vamos a hacer. Mejor, algo hay que hacer.
¡Por favor! ¿Ahora váis a pedir por que vuelvan a los altares santos míticos que hoy se sabe nunca existieron como Santa Filomena, San Expedito, etc.?
ResponderEliminarY en cuanto a los "asesinatos rituales" de niños. Please! Ya os estáis pareciendo a Radio Frikidad. ¿Qué sigue ahora? ¿Los Protocolos de los Sabios de Sión?
Jejeje!
El Estado de Israel es el último baluarte de Occidente que nos queda frente a la marea del Islam.
ResponderEliminarCuando difundís estas mentiras sobre nuestros hermanos judíos no hacéis más que debilitarnos.
Os dais de derechones, pero sóis unos progres de tomo y lomo.
Al final, los extremos se tocan...
Durendal y los frikitradis de Tradition in Action, menuda junta de frikitradis.
ResponderEliminarSanta Catalina de Alejandría sigue en el martirologio romano con esta entrada en el 25 de Noviembre:
ResponderEliminarSanta Catalina, mártir, que, según la tradición, fue una virgen de
Alejandría dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí.
Santa Úrsula se admite en una de las hipótesis que ya en su día se dieron en la Enciclopedia Católica para poner orden en las dificultades de la leyenda.
Así leemos en el día 21 de Octubre en el Martirologio:
En la ciudad de Colonia, en Germania, conmemoración de las santas vírgenes que entregaron su vida por Cristo, en el lugar de la ciudad donde después se levantó una basílica dedicada a santa Úrsula, virgen inocente, considerada como la principal del grupo (c. s. IV).
Tampoco han sido retirados San Jorge o Santa Cecilia o San Cristobal o San Roque, si bien a los dos primeros se les ha expurgado de toda leyenda y a los otros dos se les ha reducido a culto local.
Lo que sí se ha dado es la anulación del culto en los libelos de sangre. Los motivos ya los sabemos y ahí queda la obra de Ariel Toaff y lo que hicieron con él.
Que conste que los libelos de sangre costan todos como beatos y no con culto universal, por eso se ha anulado el culto y en algún caso se llegó a hacer desaparecer los restos venerados.
ResponderEliminarNo se si los dos comentarios anteriores sean de neocones filosemitas o de trolls.
ResponderEliminarAún así, es válido decir que algunos sufren cuando se menciona a los Judíos sin que se les este tratando mal.
Parece que en este tema, muchos creen que la única forma válida de hablar de ellos es adulándolos o algo así.
Por cierto, se me olvidaba. Crispín y Crispiano siguen en el martirologio en la fecha de hoy pero reducidos también a culto local:
ResponderEliminarEn Soissons, de la Galia Bélgica, santos Crispín y Crispiniano, mártires (c. s. III).
Ah, vaya, no ví los comentarios de Miles Dei, cuando dije: "los dos comentarios anteriores", me refería a los anónimos de las 00:32 y 00:37.
ResponderEliminarLa Iglesia tiene potestad para retirar el indulto por el que se concede culto limitado a una persona (lo que conocemos como beatificación o ser beato) Por eso ante las dificultades diplomático-historeográficas de los beatos mártires de los libelos de sangre se optó por retirar el indulto.
ResponderEliminarEl caso Ariel Toaff levantó de nuevo la sospecha que pesaba sobre la legitimidad historeográfica de estos beatos. Pero lo que no se acaba de comprender es que en el criterio de la Santa Sede entra la diplomacia aparte de la historeografía. Hay personas a las que simplemente no conviene canonizar ni permitir el culto por conveniencia para el bien común de la Iglesia, lo cual no quita nada de su santidad y muestra un aspecto poco conocido de las canonizaciones donde la responsabilidad recae sobre el Papa.
Un caso similar (fuera de las protestas judías, que son la principal causa hoy en día) fue en su tiempo el de Hermenegildo, alabado como mártir por parte del pueblo, nunca fue bien visto en la cúpula de la Iglesia por lo delicado de la guerra civil en la que se gestó y aún hoy día no pasa de culto local en el martirologio y eso por la insistencia de un rey español. Algo similar pasó con nuestros mártires de la guerra (para la Iglesia: "mártires del siglo XX"¿?), que han tenido que esperar su tiempo y pasar sus contrariedades diplomáticas.
En fin, que algo decía Castellani de esto.
Ya lo copiaron en Radio Cristiandad
ResponderEliminarhttp://radiocristiandad.wordpress.com/2011/10/26/ex-santos-por-ser-politicamente-incorrectos/
Que copien las entradas del martirologio tal como las he mostrado. De lo contrario difunden un error.
ResponderEliminarComo decíamos en la Nota, el autor no demuestra mucho manejo técnico-teólogico, sin embargo, lo que dice, no deja de ser cierto. Las precisiones del comentarista "Miles Dei" son atinentes, pero no contradicen la tesis del autor. "Bajar" de santo a beato, para limitar el culto a una zona geográfica o diócesis, a una orden religiosa, o, si molesta, retirar del culto público, especialmente cuando se trata de tradiciones con fuerte arraigo popular, histórico y tradicional, es parte del proceso de autodemolición que denunciaba Pablo VI, aunque sin tener en cuenta el propio papel que él jugaba en dicho proceso.
ResponderEliminarEn cuanto a A. Toaff y otros investigadores judíos que han expuesto ciertas prácticas talmúdicas en el judaísmo medieval que confirman los mal llamados "libelos de sangre", daría para toda una entrada. Quizá más adelante.
El asunto de las canonizaciones se basa fundamentalmente en la fama de santidad. Es el elemento más importante. Puede darse la culminación de un proceso sin milagro, pero no puede llevarse tal proceso si se demuestra que no hay fama de santidad.
ResponderEliminarDicho esto, hay que entender que en las reducciónes a beatos, lo que se ha hecho es analizar el elemento fama de santidad. Allí donde se ha visto que la fama se debía a leyendas ahistóricas más que a la historia concreta del beato, se ha establecido que su culto real e histórico debe ser el local. Supongo que se puede ver como una manera de rectificar historeográficamente algunas devociones a la vez que constatar que jamás fueron canonizados (rango de universalidad oficial), sino simplemente aceptados en el culto popular según sitios (beatificados)
Con ese criterio no se ha hecho una reducción sino un reajuste a lo que fue originalmente el proceso de estos santos cuando la deformación popular extendió su devoción sin fundamento histórico y en base a leyendas. Así en los santos cuyo culto no ha sido restringido localmente, pero que permanecen, se les ha limpiado de toda leyenda que históricamente no sea sostenible o se ha hecho constar lo impreciso de la misma (caso de Santa Catalina)
No creo que sea demolición, sino algo que se quería hacer hace tiempo (Benedicto XIV ya tenía tratado el asunto) sólo que no se encontraba la ocasión. Con la reforma litúrgica el momento vino al pelo. No obstante, y paradójicamente, esta fue la reforma más sentida por el pueblo en muchos sitios acostumbrado a contar los días por el nombre de los santos y a mantener férreamente las devociones arraigadas desde hace tiempo.
Si, a pesar de lo dicho, fueran meras reducciones la Iglesia estaría dando a entender que pruebas históricas posteriores sobre una persona podrían anular el proceso aún en su juicio definitivo de canonización y no de indulto concedido para el culto (beatificación).
ResponderEliminarReconozco que es una posición muy interesante para el que duda de la santidad de ciertas personas canonizadas, pero si la cosa fuera así, noto cierta contradicción en el hecho de manifestar que una depuración historeográfica del santoral pueda ser una labor destructiva y luego pedir la revisión de ciertos procesos que no les gustan.
No obstante, y paradójicamente, esta fue la reforma más sentida por el pueblo en muchos sitios acostumbrado a contar los días por el nombre de los santos y a mantener férreamente las devociones arraigadas desde hace tiempo.
ResponderEliminarJustamente a esto nos referimos.
No se trata sólo de qué santos sino de qué es lo que se resalta como santo en sus vidas, y cómo se resalta.
ResponderEliminarEn la obra del p. Ribadeneyra está claro: eran santos porque sólo les interesaba Dios, y lo demás sólo por asociación a Él. Tomo como ejemplo sus descripciones de las vidas de Santa Teresa de Jesús (15 oct., t.III, p.272) y de San Pedro de Alcántara (19 oct., t.III, p.298).
En la nueva edición de la BAC (2006) no está tan claro: parece como si fueran santos porque aman el mundo, y a Dios por ser el creador de ese mundo al que aman tan apasionadamente.
Es como poner el carro delante del burro, aparejándolo al revés. Original, pero inútil por equivocado.
Bueno, esa es otra, Cougar. La inversión antropológica llegó también a la visión de la santidad. Es un tema muy manido.
ResponderEliminarTal como lo veo, manido o no, es el tema que nos ocupa en este post, en este blog y en la Iglesia.
ResponderEliminarY si realmente sigue siendo EL tema es porque, manido o no, todavía no está superado. Y si todavía no está superado es porque, manido o no, aún no se ha denunciado lo suficiente.
De eso trata este post, y de eso estoy hablando, sea manido o no: la inversión antropológica. Inversión antropológica que constituye una auténtica septicemia entre pastores, obispos, cardenales y papas, no digamos ya entre los fieles.
Epidemia de semipelagianismo que es especialmente insidiosa en las filas de los fieles neocon(ciliaristas) que, con sus ínfulas de apostolado inquisitorial (que ellos le llaman liderazgo), se han convertido en vector principal de la herejía. Son ciegos guiando a otros aún más ciegos, capaces de remover el cielo y la tierra para hacerlos reos de doble condenación.
(Espero que nadie ande tan a oscuras o vaya con tan mala fe como para lanzar acusaciones de sedevacantismo o cismaticidades varias de las que, por ejemplo, nunca se acusó a Ludwig von Pastor, aún a pesar de haber escrito cosas mucho más graves).
El problema está precisamente en eso: ¿Como explicarle a un ciego lo que es el color?
ResponderEliminarPEDRO HISPANO: ¿Pero la supresión de la figura del Promotor de la Fe (abogado del diablo) que priva a los procesos de un elemento básico de objetividad -oir a los dos partes- no entra de lleno en lo que llamaba Pablo VI AUTODEMOLICIÓN? Con independencia de los casos concretos a que se haya aplicado.
ResponderEliminarNo sé si San Crispín y San Crispiano aún hagan milagros, pero lo cierto es que Sán Créspulo sí los hace frecuentemente. También se trata de lo que podría llamarse un "Santo dudoso", pero lo que vale para los fieles es su capacidad de hacer milagros, que en este caso está sobradamente demostrada.
ResponderEliminarQuienes lo comparan con santos poco acreditados, como San Gregorio o San Hugo no tienen en cuenta la necesidad del rigor en la verificación de los milagros.