Un episodio bastante desconocido de nuestra historia son las guerras carlistas, y dentro del mismo, más aún la participación carlista en la guerra de secesión americana. Muchos carlistas, entre 4000 y 7000, se unieron a las tropas confederadas al inicio de la Guerra de Agresión Yanqui. Es posible que esta cifra pudiera ser incluso superior, dado que otros contingentes se unieron mediada la contienda e incluso en los estadios finales de la Guerra de Agresión Yanqui, cuando ya todo estaba perdido.
¿Por qué este afán de lucha más allá del océano? Resulta lógica la afinidad entre carlistas y confederados: defensa de un orden tradicional y agrario, apegado a la tierra y a la naturaleza, defensa de los derechos de los Estados a decidir su propio futuro (no olvidar que los estados confederados eran eso precisamente: Estados, libres e independientes, integrados en la Unión voluntaria y libremente). Añádase a esto el interés que había –que se llegó a discutir en el Parlamento de la Confederación en Richmond, Virginia- en proclamar la Confederación como una República Cristiana, donde todas las leyes tendrían que estar en consonancia con los Mandamientos de la Ley de Dios. Todo ello casaba perfectamente con el ideario carlista. Era pues lógico que los exiliados carlistas se sintieran proclives a abrazar esta causa.

Para muchos españoles carlistas, especialmente aquellos vascos y catalanes que habían luchado en la Segunda Guerra Carlista, conocida como “Guerra dels Matiners” en el Principado de Cataluña, la situación en España se hizo insostenible. De ahí que el contingente de carlistas emigrados a la Confederación fuera mayoritariamente catalán, valenciano, navarro y vascongado, regiones hispánicas donde esta guerra fue particularmente virulenta. También algunos castellanos dispersos, más por afinidad que por represalias. Familias españolas enteras, incluyendo mujeres, niños y ancianos, volvieron a hollar los mismos territorios otrora del Imperio Español en Texas, Louisiana, Florida y otros estados sureños. Cabe decir que allí les recibieron con los brazos abiertos.
Una vez en el Sur, muchos carlistas militaron en los famosos “Louisiana Tigers”, la división más condecorada, brava y valiente de la Guerra, compuesta en su gran mayoría por voluntarios irlandeses. De ellos dijo el General Robert E. Lee con lágrimas el día de su rendición, y delante de todo su propio Ejército de Northern Virginia, que si todos sus soldados hubieran sido como ellos, hace tiempo que la victoria hubiera caído del lado confederado. No es extraño esto, pues la herencia celta-española es a menudo negada, y es sabido que irlandeses, escoceses, franceses del oeste y los pueblos celtíberos de la Península están entre los guerreros más fieros del mundo, al menos históricamente. Cito: “La participación heroica de los carlistas españoles con las tropas confederadas en la Guerra Civil americana llevó a que Jefferson Davis les concediera la ciudadanía norteamericana y el mando directo de Echegaray.”

También cabe reseñar la impresión que dejaron los voluntarios carlistas que se unieron al Ejército de Northern Virginia. De éstos, muchos de ellos combatientes de la legendaria Brigada Zumalacárregui que a punto estuvo de derribar el gobierno liberal de Madrid, dijo el general confederado Ambrose Power Hill: “Mis toscos, harapientos y valerosos leones de la Providencia…”. Parece ser que estos antiguos y veteranos combatientes de las montañas españolas lucharon en tierras americanas llegando a tocar con sus boinas rojas el uniforme confederado que vestían. Su uniforme resultó ser una rara mezcolanza de zuavos, boinas, mantas de leopardo... Estos herederos de la Brigada Zumalacárregui fueron los que consiguieron la toma épica de la colina de Malvern Hill, a partir de la cual los carlistas recibieron siempre un trato especial dentro del Ejército de la Confederación y estuvieron ya siempre al mando de un español, nunca más de un oficial extranjero.
Otro episodio de los carlistas españoles en suelo americano constituyó la defensa y freno de la Segunda División Federal, los Regimientos 89º de Illinois y los 32º y 39º de Indiana, al mando del general yanqui August Willich en Harpers Ferry. El Regimiento 35º de Tennessee de requetés –que ya había sido rebautizado con el imperial nombre de “Regimiento Nueva España”, como el Virreinato al que estos territorios pertenecieron en origen- frenó el avance de las tropas federales, permitiendo la marcha forzada del 19º de Arkansas que permitió al General Lee, que mandaba también las tropas requetés, para infligir una severa derrota al General McLellan. Las bajas de las tropas tradicionalistas españolas, especialmente de los fusileros de Navarra (el 41º de Tennessee), fueron altísimas (cerca del 70%).

Si alguien se acerca un día al Cementerio Nacional de Antietam (El campo de batalla nacional de Antietam es una localización histórica increíblemente importante. En 1863, el campo de batalla era el sitio de la primera invasión del norte del ejército confederado. La batalla fue simplemente brutal con sobre 23.000 soldados matados o heridos. La batalla pasa por ser el acontecimiento one-day más sangriento de la historia de EE.UU.. En 1934, Antietam fue establecido como parque nacional. A la luz de su importancia histórica, es una destinación turística importante con cerca de 300.000 visitantes que visitan anualmente el parque. En él se hayan enterrados soldados de ambos bandos), hay algunas localizaciones que no debes dejar de ver. Localizado encima de una colina, el cementerio nacional de Antietam es el lugar de reposo de cerca de 4.000 soldados. Si giras un poco hacia la derecha y desciendes la colina un trecho, podrás ver las tumbas con plenos honores de nuestros compatriotas: los soldados y oficiales carlistas caídos en tierras extrañas.
Tomado de:
Tomado de:
http://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?t=15051
P.S.: Según nos informa Rafael Castela el presente artículo es un extracto plagiario de su artículo:
http://casadesarto.blogspot.com.ar/2005/12/carlistas-en-la-guerra-de-agresin.html
Aunque lo ignorábamos por completo al transcribirlo cumplimos en hacer la aclaración.
P.S.: Según nos informa Rafael Castela el presente artículo es un extracto plagiario de su artículo:
http://casadesarto.blogspot.com.ar/2005/12/carlistas-en-la-guerra-de-agresin.html
Aunque lo ignorábamos por completo al transcribirlo cumplimos en hacer la aclaración.
Por favor, esto es un timo. Un "hoax", como suele decirse.
ResponderEliminarMe temo que esta historia es puro invento.
ResponderEliminarSobre la Guerra de Secesión está todo bastante analizado, hasta los nombres de casi todos los soldados que pelearon en ella. Muchas de estas unidades no existen y las que sí, no estaban integradas con españoles inmigrantes.
Coronel:
ResponderEliminarNo sé nada del tema. Pero encontré un post de Castela que dice:
"Muchos carlistas, entre 4000 y 7000 según la bibliografía consultada, se unieron a las tropas confederadas al inicio de la Guerra de Agresión Yanqui. Es posible que esta cifra pudiera ser incluso superior, dado que otros contingentes se unieron mediada la contienda e incluso en los estadios finales de la Guerra de Agresión Yanqui."
http://casadesarto.blogspot.com.ar/2005/12/carlistas-en-la-guerra-de-agresin.html
Saludos.
Sí, lo sé, es que todos toman la misma fuente.
ResponderEliminarPor ej., los Louisiana Tigers (el artículo de Wikipedia está muy completo o este libro).
Y lo mismo para las otras unidades citadas. Incluso algún personaje que figura aquí como veterano carlista, era en realidad mejicano.
Sea o no camelo, que sirva como homenaje al más lúcido de los norteamericanos del siglo XX, el carlista Federico D. Wilhelmsen.
ResponderEliminarAlgo de WILHELMSEN
ResponderEliminarCon la historia federalista del sur y de la Guerra de Secesión c o mo fondo mítico y filosófico^ estos hombres pregonaban un fortalecimiento y un retorno de los poderes y derechos de los diversos Estados de la Unión Federal en contra del poder, cada día creciente, del Gobiernó Central (que llamamos nosotros el Gobierno Federal para la confusión de ustedes).
La defensa de los llamados «derechos de los Estados», «fueros» en el sentido español o «autonomía». Para que ustedes, españoles, puedan entender esta dimensión del movimiento conservador americano, hace falta que diga algo sobre las causas y resultadós de nuestra Guerra de Secesión. En términos globales, cuando el sur perdió la guerra (1861-1865), jamás pensó en tratar de nuevo de ganar su independencia. La Unión ganó y los Estados d d sur tenían que contentarse con vivir dentro del Estado federal. No fue como en España después de la guerra de 1936-1939.
Los. venados aquí nunca reconoderon su derrota y, efectivamente, volvieron al poder con la nueva Constitudón de 1978. Para d sur norteamericano, al contrario, la derrota fue definitiva. Pero, en cambio, una defensa de los llamados «derechos de los Estados» en contra de la tendeada centralista d d gobierno de Washington siempre ha sido una plataforma dentro d d conservadurismo norteamericano. ¡Menos gobierno central, libertad regional! En esta defensa se puede ver en el sur, en cada pueblo, la bandera vieja de la Confederadón al lado de la bandera americana federal
No se a demostrado la presencia de tropas Carlistas (exiliados) en la guerra de Secesión americana.Lo que si está demostrado históricamente es la presencia del Capitán de Lanceros de Zumalacárregui , Henningsen en la defensa de Richmond.
ResponderEliminarXabierre.