martes, 13 de diciembre de 2011

Texto clásico: "Los dos poderes" (Jean Ousset) VI

El problema es más delicado cuando se han suscripto acuerdos entre la jerarquía católica y los poderes civiles progresistas, comunistas, etc.

Las fórmulas son conocidas. Promesa, incluso juramente de respetar lealmente el régimen de esas democracias populares. Promesa, incluso juramento, de no combatir al Estado.

Lo cual puede justificarse en el plano de un interés apostólico que no podemos juzgar.

Pero ¿a quién compromete eso?

¿A los seglares o a los clérigos?

¿O a los clérigos solamente?

El malestar empieza cuando se formula la pregunta de a qué título y en qué medida la acción temporal del laicado se halla condicionada por esos acuerdos.

¿Es admisible que, por una táctica planteada como puramente apostólica, el poder eclesiástico pueda comprometer e incluso sacrificar (no, ciertamente, con intención, pero sí inconscientemente y de hecho) los intereses temporales (cristianos) de una laicado (no menos cristiano)?

Y no son sólo los proclames de Hungría, de Polonia, del Norte de África los que tratamos de evocar aquí. Tenemos entre nosotros el caso de la elaboración de un estatuto escolar al cual únicamente fue invitado el poder espiritual. El derecho fundamental (temporal) de los seglares cristianos, padres de alumnos, fue al tiempo escandalosamente menospreciado. Sin que al parecer se hayan conmovido muchos clérigos por tal violación contra derechos tan elementales. Ejemplos todos éstos que prueban hasta qué punto es necesario recordar esa distinción entre lo temporal y lo espiritual.

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Como ha dicho Jean Madiran [2], si los hombres de la Iglesia, en interés de una pastoral mundial, estiman que deben rehusar su apoyo a la defensa de algunas patrias terrenales –no pueden en absoluto, no pueden sin abuso, no pueden sin crimen disuadir a los ciudadanos de defender el humilde honor de las casas paternas, la libertad de la ciudad, el interés legítimo y la vida de la misma patria

“Además, las oportunidades de desaparición o de supervivencia de las fuerzas políticas, de las clases sociales, de los pueblos y de las civilizaciones, son constantemente modificadas por la acción de los seglares. Y es su deber, su vocación, modificarlas, sin creerse aprisionados en el pronóstico especulativo que se haya podido hacer, aun con toda exactitud, en un momento dado.

“Por ejemplo, se puede formular, en tal momento, el pronóstico de que el comunismo tiene todas las posibilidades de ganar en un país o en un grupo de países. Ante este pronóstico, los hombres de la Iglesia toman las disposiciones o precauciones apostólicas que crean deben tomar, y en esto son jueces y responsables ante Dios.

“Pero si, en función de este pronóstico, los hombres de la Iglesia emprenden, además, la tarea de persuadir al conjunto de los católicos de que deben desvincularse de todo anticomunismo temporal, entonces estos hombres de la Iglesia aseguran de ese modo, positivamente, la victoria del comunismo, desmovilizando, dispersando o paralizando la resistencia. Es, precisamente, cuando el comunismo tiene posibilidades objetivas de triunfar en un país cuando más importa combatir esas posibilidades, hacer cambiar ese pronóstico especulativamente fundado, hacer la historia en lugar de sufrirla.”

Esto, ciertamente, implica un combate. Un combate temporal.

Y puede suceder que en estos tiempos del imperio de la opinión, de la radio, de la prensa, de guerra ideológica y psicológica, el clero se incline a no participar en esta lucha por escrúpulos apologéticos, por reservas apostólicas, por deseo de no molestar demasiado a aquellos a quienes deberá evangelizar mañana. ¡Es cosa suya!

A los seglares corresponde el combate y montar la guardia, ya que se trata de la defensa de su patria y de su hogar.

Con frecuencia ha conseguido la victoria aquel a quien los demás consideraban vencido, pero que supo batirse bien. Por eso sería una traición, un crimen del clero, impedir este lucha, enervar esta resistencia en nombre de pronósticos totalmente teóricos, tremendamente desencarnados, por apostólicos que se les considere.

Si los clérigos estiman preferible no hablar en absoluto del comunismo o incluso actuar como si éste no existiese, ¡es cosa suya! El abuso e incluso el crimen comienzan a partir del momento en que la misma actitud, el mismo comportamiento son propuestos o se imponen a los seglares como un deber de ortodoxia cristiana, de unidad apostólica.


Cardenal József Mindszenty (1872-1975), arzobispo de Esztergom y primado de Hungría
víctima de la Ostpolitik del Papa Pablo VI


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[2] Itinéraires, núm. 67, p. 203… en separata «Notre désaccord sur l’Algérie et la marche du monde», 4, rue Garancière, París, VI.e

10 comentarios:

  1. Por favor, no pongan enlaces a ese portal pornonazi llamado "minutodigital"...

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  2. El enlace es a dos artículos. Léalos y critíquelos por su contenido.

    Si conoce alguna otra dirección que apunte a esos artículos, indíquela. A mi tampoco me gusta Minuto Digital.

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  3. Muy bien dicho, diablillo. Es una vergüenza que católicos que se dicen tradicionales visiten ese abyecto portal pornográfico, judeo-racista y homófilo, y encima tengan el descaro de enlazarlo para apoyar sus tesis.

    También es una vergüenza que editoriales pretendidamente católicas, como ACTAS o Criterio, se anuncien allí, en medio de tetas, culos y coños y de propaganda sodomita.

    Luego tenemos que oír tonterías como que las mujeres deben ir a la misa antigua con velo. Yo pensaba que el mundillo tradicionalista estaba libre de estas taras, pero resulta que al final es igual que el resto.

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  4. A ver qué dicen de esto:

    http://www.larazonsanluis.com/sitio/nota.php?id=64284

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  5. PEDRO HISPANO dice: creo que haciendo las debidas salvedades se puede aplicar aquel antiguo dicho: la verdad es la verdad la diga quien la diga. Agamenón o su porquero.
    Y sobre esta frase de Madiran: "...si los hombres de la Iglesia, en interés de una pastoral mundial, estiman que deben rehusar su apoyo a la defensa de algunas patrias terrenales –no pueden en absoluto, no pueden sin abuso, no pueden sin crimen disuadir a los ciudadanos de defender el humilde honor de las casas paternas, la libertad de la ciudad, el interés legítimo y la vida de la misma patria…" Y pregunto, no afirmo sólo pregunto, si no es esto lo que pasó en España en tiempo de Pablo VI con respecto al regimen de Franco. Si la política seguida por aquel Papa no es precisamente el abuso aquí censurado. Que tanto ha contribuido a la idílica situación que actualmente vivimos en la que, desgraciadamente sin exagerar, se puede decir que está en peligro nuestra supervivencia como nación.

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  6. LLevaba desde hace un par de días trabajando en la traducción del artículo de Gherardini. Ahora lo teneis bien traducido en mi blog.

    http://divcomedia.blogspot.com/2011/12/gherardini-responde-los-laudatores.html

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  7. En cuanto al tema, el problema no es que los clérigos renuncien. Al fin y al cabo la Iglesia no tiene por cometido entrometerse en política, sino el que no dejen entrometerse a nadie en un típico ni como ni dejo comer. Ese es el peligroso juego clerical, donde se ha de contar cada vez más con una infiltración del clero por poderes mundanos. Una infiltración cuya quinta columna principal es la infiltración intelectual. Sin ella por delante ninguna infiltración fructifica.

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  8. Por favor, no se olviden de San Pío de Pietrelcina en la relación de santos con discreción de espíritus.

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  9. ANONIMO del 13 de diciembre dice: "Luego tenemos que oír tonterías como que las mujeres deben ir a la misa antigua con velo. Yo pensaba que el mundillo tradicionalista estaba libre de estas taras, pero resulta que al final es igual que el resto"
    PEDRO HISPANO responde: Infórmese antes de escribir porque el primero que dijo esa que Vd. llama "tontería" fue San Pablo en una de sus cartas a los Corintios.

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  10. A PEDRO HISPANO:
    Le ruego disculpas porque quizá mi mensaje se presta a confusión. El precepto cristiano del velo me parece perfecto. El traerlo a colación me parece lícito y hasta pertinente, aunque conviene atender al contexto y a la oportunidad. Lo que me parece una tontería es sacar a relucir lo del velo al tiempo que se visitan páginas pornográficas o incluso se publica en ellas. A esto último me refería cuando hablé de "taras", no al tradicional sentido del pudor que motiva el precepto del velo. Por el contrario, fue este sentido del pudor el que motivó mi queja.

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