El sacerdote ortodoxo Athenagoras Bogoridi-Liven ha ingresado en la Iglesia católica. ¿Ante quién se realizó el acto de abjuración del cisma? Nada menos que ante el Superior General de la HSSPX, el obispo Bernard Fellay. Y la Congregación para la doctrina de la fe ha reconocido la validez del acto de abjuración. El cardenal Levada se lo ha comunicado por carta al obispo “lefebvriano”. Asimismo, el purpurado ha declarado que el sacerdote oriental será prelado doméstico de Su Santidad.
Nos gustaría saber qué explicación tienen en la vecina Infocatólica a la decisión del cardenal Levada de reconocer validez a un acto de potestad realizado por quienes no ejercen ningún ministerio en la Iglesia…
N. de R.: Última actualización de la noticia con desmentido del P. Feredico Lombardi, aquí.
P. S. (2-II-2012): la bitácora Santa Iglesia militante contiene una completa relación de enlaces y fuentes sobre la noticia.
Última actualización (Feb-02-2012): El mismo sitio de internet del distrito polaco de la FSSPX/SSPX, el cual dió lugar al pronunciamiento del P. Lombardi al diario La Croix, ha emitido una nota aclaratoria dando la razón a lo expresado por el P. Lombardi, sin ningún tipo de reserva mental ni matiz y ofrece las disculpas de rigor.
Ultimísima actualización (Feb-03-2012): Vale la pena reproducir los comentarios del Druida de Panorama Católico Internacional:
Comentario Druídico: Veamos, los hechos confirmados.
Existe el tal archimandrita ortodoxo, pidió al menos información sobre el procedimiento para ingresar a la Iglesia Católica a la Congregación de la Doctrina de la Fe. Y tal pedido le fue respondidopor Mons. Ladaria, Secretario del Dicasterio (segundo de Levada).
El Archimandrita reside en un monasterio benedictino vinculado a la FSSPX desde agosto.
No niega Lombardi que haya abjurado de la ortodoxia, ni que Mons. Fellay, en su condición de obispo, haya recibido dicha abjuración.
Pero Lombardi niega:
Que haya habido una "confirmación" del acto de abjuración por parte del Card. Levada y que se le haya dado al archimandrita el título de prelado doméstico de S.S. respetando la jerarquía que ostentaba en la iglesia ortodoxa.
Las cuestiones no aclaradas por parte de la FSSPX (no hay información alguna hasta el momento, de la Agencia Dici sobre el caso, ni manifestaciones de Mons. Fellay u otra autoridad de la FSSPX) son
El grado de participación de la CDF en el caso, según la versión de la FSSPX.
Si el archimandrita pedirá a Roma su incorporación al clero Católico y en tal caso qué respuesta dará Roma. (Presumimos que algo de eso debe haberse dicho en la carta de Mons. Ladaria).
Y si pedirá su ingreso a la FSSPX o alguno de los institutos relilgiosos de su órbita.
Suponemos que en los próximos días habrá novedades al respecto.
Una última reflexión:
Parece extraño que la desmentida haya salido solo en La Croix.
Parece extraño que un prelado ortodoxo de cierta jerarquía dirija una carta a la Congregación de la Doctrina de la Fe pidiendo información sobre como ingresar a la Iglesia Católica. Particularmente tratándose de un experto teólogo. Lo razonable sería que hubiese pedido su ingreso, y que la respuesta de Ladaria no haya sido un conjunto de generalidades sino una aceptación o negativa. ¿No?
El sacerdote ortodoxo Athenagoras Bogoridi-Liven ha ingresado en la Iglesia católica. ¿Ante quién se realizó el acto de abjuración del cisma? Nada menos que ante el Superior General de la HSSPX, el obispo Bernard Fellay. Y la Congregación para la doctrina de la fe ha reconocido la validez del acto de abjuración. El cardenal Levada se lo ha comunicado por carta al obispo “lefebvriano”. Asimismo, el purpurado ha declarado que el sacerdote oriental será prelado doméstico de Su Santidad.
Nos gustaría saber qué explicación tienen en la vecina Infocatólica a la decisión del cardenal Levada de reconocer validez a un acto de potestad realizado por quienes no ejercen ningún ministerio en la Iglesia…
N. de R.: Última actualización de la noticia con desmentido del P. Feredico Lombardi, aquí.
P. S. (2-II-2012): la bitácora Santa Iglesia militante contiene una completa relación de enlaces y fuentes sobre la noticia.
Última actualización (Feb-02-2012): El mismo sitio de internet del distrito polaco de la FSSPX/SSPX, el cual dió lugar al pronunciamiento del P. Lombardi al diario La Croix, ha emitido una nota aclaratoria dando la razón a lo expresado por el P. Lombardi, sin ningún tipo de reserva mental ni matiz y ofrece las disculpas de rigor.
Ultimísima actualización (Feb-03-2012): Vale la pena reproducir los comentarios del Druida de Panorama Católico Internacional:
Comentario Druídico: Veamos, los hechos confirmados.
Existe el tal archimandrita ortodoxo, pidió al menos información sobre el procedimiento para ingresar a la Iglesia Católica a la Congregación de la Doctrina de la Fe. Y tal pedido le fue respondidopor Mons. Ladaria, Secretario del Dicasterio (segundo de Levada).
El Archimandrita reside en un monasterio benedictino vinculado a la FSSPX desde agosto.
No niega Lombardi que haya abjurado de la ortodoxia, ni que Mons. Fellay, en su condición de obispo, haya recibido dicha abjuración.
Pero Lombardi niega:
Que haya habido una "confirmación" del acto de abjuración por parte del Card. Levada y que se le haya dado al archimandrita el título de prelado doméstico de S.S. respetando la jerarquía que ostentaba en la iglesia ortodoxa.
Las cuestiones no aclaradas por parte de la FSSPX (no hay información alguna hasta el momento, de la Agencia Dici sobre el caso, ni manifestaciones de Mons. Fellay u otra autoridad de la FSSPX) son
El grado de participación de la CDF en el caso, según la versión de la FSSPX.
Si el archimandrita pedirá a Roma su incorporación al clero Católico y en tal caso qué respuesta dará Roma. (Presumimos que algo de eso debe haberse dicho en la carta de Mons. Ladaria).
Y si pedirá su ingreso a la FSSPX o alguno de los institutos relilgiosos de su órbita.
Suponemos que en los próximos días habrá novedades al respecto.
Una última reflexión:
Parece extraño que la desmentida haya salido solo en La Croix.
Parece extraño que un prelado ortodoxo de cierta jerarquía dirija una carta a la Congregación de la Doctrina de la Fe pidiendo información sobre como ingresar a la Iglesia Católica. Particularmente tratándose de un experto teólogo. Lo razonable sería que hubiese pedido su ingreso, y que la respuesta de Ladaria no haya sido un conjunto de generalidades sino una aceptación o negativa. ¿No?
Sólo el retorno a la sana distinción de los dos poderes nos permitirá evitar tantas desventajas.
Únicamente ella puede ofrecer las múltiples posibilidades de una acción diversificada; posibilidades de maniobra de diplomacia, necesarias para la salvaguardia de todo lo que merece ser defendido sobre la tierra.
Únicamente ella puede hacer que el clero sea lo bastante independiente, lo bastante libre, sin que el justo poder del laicado resulte por ello paralizado.
Únicamente ella puede ofrecer a la evangelización el campo de una misión verdaderamente universal, sin que sea necesario, para facilitarla, debilitar con concesiones, con actitudes desastrosas, la salvaguardia de un orden temporal cuya armonía es la paz de los seglares.
Únicamente ella puede dotar al laicado de la eficacia temporal cristiana que puede y debe tener, sin dejar de obedecer a las directrices morales, doctrinales y religiosas del Magisterio sagrado.
Si se menosprecia esta distinción del poder espiritual y del poder temporal, si se rechaza el estudio y la formulación precisa de sus justas relaciones y autonomía; si se hace como si éste no existiera o no mereciera existir, o no interesaran más que las relaciones de la Iglesia con la no-Iglesia; si, sobre todo, se actuara como si la autoridad de los clérigos bastara y debiera ser suficiente: la confusión no cesará de crecer, y lo que puede quedar de cristiano en las instituciones se corromperá, se hundirá, desaparecerá.
Prueba de que el sacerdocio no es únicamente el que puede y debe asegurar la salvaguardia.
Finalmente, ¿quién osaría sostener que el celo en la defensa de la realeza social de Nuestro Señor Jesucristo se mide por el número de las colaboraciones eclesiásticas de las que pueden honrarse grupos o periódicos?
Y, a la inversa, ¿puede decirse que el celo en sostener la causa del derecho natural y cristiano decrece en la medida en que estos grupos, estos periódicos católicos, tienen menos “mandato” y cuentan con menos colaboraciones eclesiásticas?
Lo que ha ocurrido en el III Congreso Mundial del Apostolado Seglar, ¿no es acaso muy significativo? Ha discutido los poderes del Romano Pontífice. Ha reivindicado la elección de una jerarquía seglar, paralela a la jerarquía eclesiástica. Ha sustituido el compromiso apostólico por el compromiso político. Ha votado a favor del derecho de los esposos a escoger los medios anticonceptivos que prefieran…
Esto prueba que el sentido de los dos poderes se hallaba casi perdido en el alma de estos “seglares”… ¡a pesar de su “mandato”!
Todo parece al revés.
Como escribía un amigo médico en “diálogo” con un vicario que le enviaba casos conyugales difíciles: “Usted, sacerdote, ha llegado a ser especialista ginecólogo y distribuidor de hojas de temperatura para rellenar… y esperáis, de hecho, del médico, que soy yo, que recuerde a vuestros protegidos el camino real de la Cruz.”
El mismo tipo de argumento vemos en los labios de un seglar afiliado a la Acción Católica: “desde que el párroco me pide que comente el evangelio a los fieles de la parroquia, lo veo más resuelto que nunca a obligarme a aceptar ideas políticas o consignas sindicales…”
Por lo menos será preciso escoger:
-O no existe clericalismo en la Iglesia, y un seglar cristiano, invocando la doctrina cristiana, debe poder combatir en lo temporal al liberalismo, al socialismo, al progresismo, al comunismo, sin “mandato” de la jerarquía.
-O si se requiere un “mandato” para cumplir una obra que tan evidentemente necesaria es para la defensa de la ciudad, es preciso que entonces haya la honestidad de convenir en que “el clericalismo” es flagrante.
Sólo el retorno a la sana distinción de los dos poderes nos permitirá evitar tantas desventajas.
Únicamente ella puede ofrecer las múltiples posibilidades de una acción diversificada; posibilidades de maniobra de diplomacia, necesarias para la salvaguardia de todo lo que merece ser defendido sobre la tierra.
Únicamente ella puede hacer que el clero sea lo bastante independiente, lo bastante libre, sin que el justo poder del laicado resulte por ello paralizado.
Únicamente ella puede ofrecer a la evangelización el campo de una misión verdaderamente universal, sin que sea necesario, para facilitarla, debilitar con concesiones, con actitudes desastrosas, la salvaguardia de un orden temporal cuya armonía es la paz de los seglares.
Únicamente ella puede dotar al laicado de la eficacia temporal cristiana que puede y debe tener, sin dejar de obedecer a las directrices morales, doctrinales y religiosas del Magisterio sagrado.
Si se menosprecia esta distinción del poder espiritual y del poder temporal, si se rechaza el estudio y la formulación precisa de sus justas relaciones y autonomía; si se hace como si éste no existiera o no mereciera existir, o no interesaran más que las relaciones de la Iglesia con la no-Iglesia; si, sobre todo, se actuara como si la autoridad de los clérigos bastara y debiera ser suficiente: la confusión no cesará de crecer, y lo que puede quedar de cristiano en las instituciones se corromperá, se hundirá, desaparecerá.
Prueba de que el sacerdocio no es únicamente el que puede y debe asegurar la salvaguardia.
Finalmente, ¿quién osaría sostener que el celo en la defensa de la realeza social de Nuestro Señor Jesucristo se mide por el número de las colaboraciones eclesiásticas de las que pueden honrarse grupos o periódicos?
Y, a la inversa, ¿puede decirse que el celo en sostener la causa del derecho natural y cristiano decrece en la medida en que estos grupos, estos periódicos católicos, tienen menos “mandato” y cuentan con menos colaboraciones eclesiásticas?
Lo que ha ocurrido en el III Congreso Mundial del Apostolado Seglar, ¿no es acaso muy significativo? Ha discutido los poderes del Romano Pontífice. Ha reivindicado la elección de una jerarquía seglar, paralela a la jerarquía eclesiástica. Ha sustituido el compromiso apostólico por el compromiso político. Ha votado a favor del derecho de los esposos a escoger los medios anticonceptivos que prefieran…
Esto prueba que el sentido de los dos poderes se hallaba casi perdido en el alma de estos “seglares”… ¡a pesar de su “mandato”!
Todo parece al revés.
Como escribía un amigo médico en “diálogo” con un vicario que le enviaba casos conyugales difíciles: “Usted, sacerdote, ha llegado a ser especialista ginecólogo y distribuidor de hojas de temperatura para rellenar… y esperáis, de hecho, del médico, que soy yo, que recuerde a vuestros protegidos el camino real de la Cruz.”
El mismo tipo de argumento vemos en los labios de un seglar afiliado a la Acción Católica: “desde que el párroco me pide que comente el evangelio a los fieles de la parroquia, lo veo más resuelto que nunca a obligarme a aceptar ideas políticas o consignas sindicales…”
Por lo menos será preciso escoger:
-O no existe clericalismo en la Iglesia, y un seglar cristiano, invocando la doctrina cristiana, debe poder combatir en lo temporal al liberalismo, al socialismo, al progresismo, al comunismo, sin “mandato” de la jerarquía.
-O si se requiere un “mandato” para cumplir una obra que tan evidentemente necesaria es para la defensa de la ciudad, es preciso que entonces haya la honestidad de convenir en que “el clericalismo” es flagrante.
Alfredo Ottaviani es un personaje conocido para los católicos tradicionales por su Breve examen crítico del Novus Ordo Missae. Menos conocidas son las reflexiones del difunto cardenal sobre la necesidad de poner al día las condiciones para que una guerra pueda considerarse justa. Porque las guerras modernas, difieren notablemente de las anteriores por el poder destructivo de los medios que emplean. La opinión de Ottaviani puede parecernos en exceso restrictiva, aunque cabe aclarar que lo es principalmente respecto de la guerra ofensiva. Pero a juicio de quien esto escribe, vista la devastación que producen los armamentos modernos, es muy difícil que los medios utilizados en la actualidad sean proporcionados a la causa que en una guerra ofensiva se dice defender. Ofrecemos a nuestros lectores un fragmento del Tratado de derecho público eclesiástico del "carabinero" de la Iglesia:
"En lo que concierne al hecho de hacer una guerra, hoy nunca se pueden reunir las condiciones que teóricamente podrían hacer una guerra justa y lícita. Además, es necesario añadir que nunca puede haber causa de una naturaleza o de una importancia tal que pueda ser considerada como proporcionada a tantos males, matanzas, destrucciones y a una ruina tal de valores morales y religiosos. Así, pues, nunca estará permitido en la práctica declarar una guerra; de la misma manera, no se podrá emprender una guerra defensiva a no ser que la autoridad legítima a la que pertenece decidir posea, junto con la certeza de la victoria, argumentos seguros que demuestren que el bien procurado al pueblo por esta guerra defensiva es superior a los males inmensos que resultarán de esta guerra para este mismo pueblo y para la tierra entera".
Alfredo Ottaviani es un personaje conocido para los católicos tradicionales por su Breve examen crítico del Novus Ordo Missae. Menos conocidas son las reflexiones del difunto cardenal sobre la necesidad de poner al día las condiciones para que una guerra pueda considerarse justa. Porque las guerras modernas, difieren notablemente de las anteriores por el poder destructivo de los medios que emplean. La opinión de Ottaviani puede parecernos en exceso restrictiva, aunque cabe aclarar que lo es principalmente respecto de la guerra ofensiva. Pero a juicio de quien esto escribe, vista la devastación que producen los armamentos modernos, es muy difícil que los medios utilizados en la actualidad sean proporcionados a la causa que en una guerra ofensiva se dice defender. Ofrecemos a nuestros lectores un fragmento del Tratado de derecho público eclesiástico del "carabinero" de la Iglesia:
"En lo que concierne al hecho de hacer una guerra, hoy nunca se pueden reunir las condiciones que teóricamente podrían hacer una guerra justa y lícita. Además, es necesario añadir que nunca puede haber causa de una naturaleza o de una importancia tal que pueda ser considerada como proporcionada a tantos males, matanzas, destrucciones y a una ruina tal de valores morales y religiosos. Así, pues, nunca estará permitido en la práctica declarar una guerra; de la misma manera, no se podrá emprender una guerra defensiva a no ser que la autoridad legítima a la que pertenece decidir posea, junto con la certeza de la victoria, argumentos seguros que demuestren que el bien procurado al pueblo por esta guerra defensiva es superior a los males inmensos que resultarán de esta guerra para este mismo pueblo y para la tierra entera".
El 12 de diciembre pasado asistí a la conferencia "Cristianismo y liberalismo", impartida por Mario Silar para el Centro Diego de Covarrubias (auspiciado por la ACdP) en el abarrotado gran salón de actos del Colegio Mayor San Pablo. Por lo que pone su CV online, el conferenciante es doctorando en filosofía, profesor de la Universidad de Navarra y, por lo que yo sé, se adscribe a la Escuela Austríaca. Dicho esto, y habiendo pasado un mes para borrar todo rastro de apasionamiento, ¿qué se dijo en aquella conferencia?
El conferenciante trató de hacer ver que el liberalismo había sido mal comprendido por la Iglesia Católica, y que las condenas de ésta iban dirigidas hacia un liberalismo de primer, segundo y tercer grado (véase la encíclica de Leon XIII "Libertas Praestantissimum") que nada tenía que ver con el liberalismo actual. Así pues, el liberalismo que él representa (el del Acton Institute, del que es miembro) sería plenamente compatible con el magisterio católico y con la doctrina social de la Iglesia.
Como no quiero darme el pisto o hacerme el lindo, iré al grano. El caso es que yo mismo fui liberal austríaco (Master en Economía de la Escuela Austríaca -con Huerta de Soto-) y conozco muy bien su pensamiento, pero el verdadero, no el que dicen tener. Por eso, al llegar el turno del público, le hice una pregunta muy sencilla:
¿Cómo define la libertad el liberalismo?
Respondió que cada liberal tiene un concepto diferente de la libertad y por tanto no se podía dar una definición concreta. Ante este argumento, no pude menos que hacerle notar que era absurdo llamarse liberal sin saber en qué consiste la libertad (en tal caso también un estalinista podría autodenominarse liberal), y que además afirmar tal cosa implica rechazar la idea de libertad definida por la doctrina católica (según San Agustín es "la facultad de la razón y de la voluntad por medio de la cual es elegido el bien, mediante auxilio de la gracia, y el mal por la ausencia de ella"; también la tenemos en el punto 1731 del catecismo). Su contraargumentación fue que tal definición es un argumento de fe, no de razón... ¡¡¡y esto me lo dijo un doctorando en filosofía profesor de la Universidad de Navarra!!!
Luego hubo un piscolabis y allí pude hablar más de cerca con él, lo que ayudó a empeorar mi impresión sobre su capacidad intelectual. Me pregunto cómo el Opus Dei deja entrar a esta gente en sus universidades, aunque también me pregunto cómo es posible que yo fuera el único propagandista de la sala que le cantó las verdades del barquero a un conferenciante inane, pero al que nunca le faltarán el trabajo, el prestigio, las prebendas y la influencia.
El 12 de diciembre pasado asistí a la conferencia "Cristianismo y liberalismo", impartida por Mario Silar para el Centro Diego de Covarrubias (auspiciado por la ACdP) en el abarrotado gran salón de actos del Colegio Mayor San Pablo. Por lo que pone su CV online, el conferenciante es doctorando en filosofía, profesor de la Universidad de Navarra y, por lo que yo sé, se adscribe a la Escuela Austríaca. Dicho esto, y habiendo pasado un mes para borrar todo rastro de apasionamiento, ¿qué se dijo en aquella conferencia?
El conferenciante trató de hacer ver que el liberalismo había sido mal comprendido por la Iglesia Católica, y que las condenas de ésta iban dirigidas hacia un liberalismo de primer, segundo y tercer grado (véase la encíclica de Leon XIII "Libertas Praestantissimum") que nada tenía que ver con el liberalismo actual. Así pues, el liberalismo que él representa (el del Acton Institute, del que es miembro) sería plenamente compatible con el magisterio católico y con la doctrina social de la Iglesia.
Como no quiero darme el pisto o hacerme el lindo, iré al grano. El caso es que yo mismo fui liberal austríaco (Master en Economía de la Escuela Austríaca -con Huerta de Soto-) y conozco muy bien su pensamiento, pero el verdadero, no el que dicen tener. Por eso, al llegar el turno del público, le hice una pregunta muy sencilla:
¿Cómo define la libertad el liberalismo?
Respondió que cada liberal tiene un concepto diferente de la libertad y por tanto no se podía dar una definición concreta. Ante este argumento, no pude menos que hacerle notar que era absurdo llamarse liberal sin saber en qué consiste la libertad (en tal caso también un estalinista podría autodenominarse liberal), y que además afirmar tal cosa implica rechazar la idea de libertad definida por la doctrina católica (según San Agustín es "la facultad de la razón y de la voluntad por medio de la cual es elegido el bien, mediante auxilio de la gracia, y el mal por la ausencia de ella"; también la tenemos en el punto 1731 del catecismo). Su contraargumentación fue que tal definición es un argumento de fe, no de razón... ¡¡¡y esto me lo dijo un doctorando en filosofía profesor de la Universidad de Navarra!!!
Luego hubo un piscolabis y allí pude hablar más de cerca con él, lo que ayudó a empeorar mi impresión sobre su capacidad intelectual. Me pregunto cómo el Opus Dei deja entrar a esta gente en sus universidades, aunque también me pregunto cómo es posible que yo fuera el único propagandista de la sala que le cantó las verdades del barquero a un conferenciante inane, pero al que nunca le faltarán el trabajo, el prestigio, las prebendas y la influencia.
—El canto gregoriano se conserva hoy en la Iglesia gracias a algunas comunidades monásticas y a los fieles que siguen la liturgia antigua: ¿qué piensa usted de estas liturgias? El canto gregoriano ¿sigue con vida gracias a estos coros de simples fieles aficionados?
—El trabajo de estascomunidades monásticas yde estas corales de aficionadoses esencial yadmirable, pero por desgraciatenemos un problema de pérdida de memoria, de desconexión con la tradición antigua.La estéticadel canto,tal como se practicaen estas comunidades,sigue muy apegada a los cánonesdefinidos enSolesmeshace un siglo.Cambiar estaforma de cantar pareceríauna traición, opeor aún: el abandono de unestilo que se sueleidentificar conla defensadela liturgia tradicional.Y ¿cómo cambiarla manera de cantar?,¿para ir hacia dónde?, ¿con quémedios?La mayoría delosgregorianistastienen una mala opinión de mi trabajo,sin conocerlo.Cuando leo ciertosartículoso conferencias, me apena comprobar la ignoranciaola caricaturaquese hace de mi trabajoenalgunos mediostradicionales.
No debemos caeren el error deprincipios del siglo XX,de imponer atodosel mismo estilo.Aquello llevó a lamuerte adiversas tradicionesde canto litúrgico.Tenemos que avanzar haciaun futurotradicionalmentediversificado. Esta idea esdifícil de aceptar paralossedicentes«tradicionalistas»,ya que tienden apensar enla tradiciónde la música litúrgicaen términos de uniformidad.Personalmente, a mí me gustael estilo deSolesmes.El problema esque en el siglo XXse convirtió enel modeloúnico que eclipsótodo lo demás.
—El canto gregoriano se ha convertido en un asunto de «especialistas», que en muchos casos no tienen Fe ni interés alguno por la liturgia. Esto ¿no desnaturaliza el canto sacro, que ante todo es oración, antes incluso que canto?
Ese es un problema fundamental con el que topamos a menudo, y que impide la comprensión cabal de la realidad que está en juego. Se sugiere entre líneas que el estudio serio del canto litúrgico sería cosa de eruditos no creyentes, mientras que la Fe viva se asocia al amateurismo. Esto es absurdo, pero en el ambiente eclesiástico ha dado lugar a una paradójica sobrevaloración del amateurismo y a una degradación del gusto que impide comprender y apreciar las expresiones de la Fe de quienes nos precedieron.La tradición nos resulta extraña, y la cursilería se erige en modelo de Fe humilde.
Desde un puntode vista teológico,una misasiempre tendráel mismo valor,tanto si se cantaelKyriesobre un estribilloque duraveinte segundos,como si para una ocasión señaladase ensayadurante meses un canto que duraveinte minutos.Pero por otro lado, la diferencia entreuna y otra opciónexpresael grado de civilizaciónde los actoreslitúrgicos.Unamisaen una cueva tiene el mismo valor que una misacantada enuna catedral gótica.Entonces ¿por quéloshombres de aquellos tiemposse esforzarontanto en construiralgo que,en definitiva,noeramás queun montón de piedras?Pues porque teníanun proyecto de civilizacióncuya expresiónabsoluta es el arte.Esta es una preguntaque loscatólicos de hoy debenhacerse con urgencia.Porque siel cristianismo ya no esun modelo de civilización,entonces sólo esuna opción moral más.Y lamentablemente,el estado actual dela liturgiay el artecatólicomuestran síntomas evidentes dela pobreza delmodelo de civilizaciónque los católicos puedenofrecer al mundo.
De hecho, el estado de la cuestión del canto eclesiástico se puede resumir en los siguientes términos:
1.- Cada vez más personas se sienten atraídas por esta música, procedentes de todos los ambientes. 2.- Nunca como hoy habían tenido tal desarrollo los estudios académicos sobre estas materias. 3.- La Iglesia, en general, desprecia su herencia. Y aun cuando no, le resulta muy difícil integrar la liturgia moderna y la tradicional.
4.- Hay que encontrar soluciones que hagan confluir a estas diferentes corrientes. 5.- Y corresponde a la Iglesia tomar la iniciativa.
—La estética gregoriana de Solesmes y la que usted propone parecen dos mundos muy diferentes. ¿Podría definir ambas en relación a la renovación litúrgica buscada por la Iglesia durante el siglo XX?
—Nuestro trabajoes un intento de ampliar las referenciasculturales que concurren en el acto litúrgico.Una pretensióna la vezprofundamente tradicionaly totalmente volcada en el presente.Tradicional, ya que tieneen cuentala información disponible desdela Antigüedad tardía,para aprender detodos los siglosquenos han precedido.Y tambiéncontemporáneaporque nos sitúaen el corazónde los problemasde hoy.La contemporaneidad nos plantea el retode confrontarnoscon sociedadesque no evolucionanal mismo ritmo que la nuestra.Paraentendernos con ellas yanticipar sus reacciones,tenemos quesuperar una concepción demasiadolineal del tiempo.
—Y todo eso, ¿en qué se traduce, musicalemente?
—El primer pasoes dar alCanto RomanoAntiguoel lugar que le correspondeen la renovación del acervo litúrgico católico.Este repertorio,descubierto hace un siglo,ha sido completamente desatendidopor los gregorianistas, ya que no se puedeejecutarde acuerdo alas reglas de interpretacióndeSolesmes.En lugar de desafiarestasnormas, se ha preferidoconsiderareste cantocomo algo decadentey sin interés.Sin embargo, elCanto RomanoAntiguoocupa un lugar centralen la historiade la música religiosa.Es la clavede bóvedaque da origen, sentidoy coherenciaal edificio delo que debería serla conciencialitúrgica del Cristianismo.En su curso alto, enlaza con el cantodel Templode Jerusalény la herencia musical griega.Aguas abajo,nos permiteentenderla belleza de la monodia coránica.Fuera deciertoscírculosmuy restringidosde lamusicología, este repertorio eshoy díadesconocido por músicos, eclesiásticos y público.Sin embargo,nos dala versión más antiguade la músicagreco-latinade la Antigüedad tardíay es eleslabón perdido entre el canto bizantino, elcopto o elsiríaco, y la músicaárabe yla occidental.
Hasta el siglo XIIIeste repertorioacompañabalas liturgiaspontificalesen Roma.Pero cayó en el olvido al trasladarse losPapas a Aviñón.Redescubierto a principios del sigloXX, todavía nose le ha dado el lugarquele correspondeen el acervo estéticode la cultura occidental.Y dela judía y la musulmana, que comparten la misma herenciasemitay griega.Hoy en día,el Canto Romano Antiguotodavía estáausente delas reflexionessobre músicareligiosa, ecumenismoo relacionescon el Islam.Nosotros preparamos la publicación deeste repertorio.
—Reconstruir una memoria litúrgica brillante, poniendo el rito romano tradicional en el centro de la restauración litúrgica, pero no en exclusiva.En concreto, hay que establecer centros de formación en cada diócesis para iniciar a sacerdotes y fieles en una recuperación del patrimonio litúrgico.En suma, ampliar el acervo litúrgico de los católicos reviviendo de verdad el espíritu de las antiguas liturgias. Dejar de considerar la atención al patrimonio como una empresa retrógrada.Muy al contrario, es mediante este ejercicio como se construirá el futuro de la Iglesia y se abrirán nuevas vías al ecumenismo.Por último, entender y transmitir que el latín no es sólo un vestigio del pasado, sino que constituye el futuro de la Iglesia porque sólo esta lengua, según recuerda el Concilio Vaticano II, puede ser el medio de la comunión eclesial.Benedicto XVI no podría ser más claro sobre este tema.El uso exclusivo de las vernáculas ha encerrado a las iglesias nacionales en guetos lingüísticos, peroese tiempo ha pasado.La apertura al mundo, la circulación cada vez más intensa de individuos, reclama la recuperación del latín como el vehículo más apropiado para afrontar el reto de la mundialización.
Entrevista realizadaporChristopheGeffroy.
Discografía de Marcel Pérès
El CERIMM (Centro Europeo de Investigación sobre la Interpretación de Música Medieval), convertido después en el CIRMA (Centro Itinerante de Investigación sobre Música Antigua), organiza a lo largo del año sesiones de canto en Moissac y en otros lugares.Cada año celebra la fiesta de Santiago Apóstol, el 25 de julio.Una semana antes, los estudiantes se reúnen en Moissac para preparar los oficios de esta solemnidad y una misa polifónica. Este año, la MisaPange Linguade Josquin des Prés.En este mismo período se ofrecen prácticas para niños.
Últimos discos delEnsemble Organum, dirigido por Marcel Pérès:
-Vísperas de Santiago de Compostela, del siglo XII (Naïve, 2006). -Vísperas de San Luis de los Inválidos, manuscrito del siglo XVII (Naïve). -El canto de los Templarios, manuscrito del Santo Sepulcro, siglo XII (Naïve, 2006). -Cantos de la Iglesia de Roma,periodo bizantino (Harmonia Mundi, 2003). -Cantos de la Iglesia de Milán(Harmonia Mundi, 2003).
El CIRMA también publica partituras de canto litúrgico en su notación original. Para más información:
CIRMA. 1, Rue de l'Abbaye, Moissac 82200 (Francia).
—El canto gregoriano se conserva hoy en la Iglesia gracias a algunas comunidades monásticas y a los fieles que siguen la liturgia antigua: ¿qué piensa usted de estas liturgias? El canto gregoriano ¿sigue con vida gracias a estos coros de simples fieles aficionados?
—El trabajo de estascomunidades monásticas yde estas corales de aficionadoses esencial yadmirable, pero por desgraciatenemos un problema de pérdida de memoria, de desconexión con la tradición antigua.La estéticadel canto,tal como se practicaen estas comunidades,sigue muy apegada a los cánonesdefinidos enSolesmeshace un siglo.Cambiar estaforma de cantar pareceríauna traición, opeor aún: el abandono de unestilo que se sueleidentificar conla defensadela liturgia tradicional.Y ¿cómo cambiarla manera de cantar?,¿para ir hacia dónde?, ¿con quémedios?La mayoría delosgregorianistastienen una mala opinión de mi trabajo,sin conocerlo.Cuando leo ciertosartículoso conferencias, me apena comprobar la ignoranciaola caricaturaquese hace de mi trabajoenalgunos mediostradicionales.
No debemos caeren el error deprincipios del siglo XX,de imponer atodosel mismo estilo.Aquello llevó a lamuerte adiversas tradicionesde canto litúrgico.Tenemos que avanzar haciaun futurotradicionalmentediversificado. Esta idea esdifícil de aceptar paralossedicentes«tradicionalistas»,ya que tienden apensar enla tradiciónde la música litúrgicaen términos de uniformidad.Personalmente, a mí me gustael estilo deSolesmes.El problema esque en el siglo XXse convirtió enel modeloúnico que eclipsótodo lo demás.
—El canto gregoriano se ha convertido en un asunto de «especialistas», que en muchos casos no tienen Fe ni interés alguno por la liturgia. Esto ¿no desnaturaliza el canto sacro, que ante todo es oración, antes incluso que canto?
Ese es un problema fundamental con el que topamos a menudo, y que impide la comprensión cabal de la realidad que está en juego. Se sugiere entre líneas que el estudio serio del canto litúrgico sería cosa de eruditos no creyentes, mientras que la Fe viva se asocia al amateurismo. Esto es absurdo, pero en el ambiente eclesiástico ha dado lugar a una paradójica sobrevaloración del amateurismo y a una degradación del gusto que impide comprender y apreciar las expresiones de la Fe de quienes nos precedieron.La tradición nos resulta extraña, y la cursilería se erige en modelo de Fe humilde.
Desde un puntode vista teológico,una misasiempre tendráel mismo valor,tanto si se cantaelKyriesobre un estribilloque duraveinte segundos,como si para una ocasión señaladase ensayadurante meses un canto que duraveinte minutos.Pero por otro lado, la diferencia entreuna y otra opciónexpresael grado de civilizaciónde los actoreslitúrgicos.Unamisaen una cueva tiene el mismo valor que una misacantada enuna catedral gótica.Entonces ¿por quéloshombres de aquellos tiemposse esforzarontanto en construiralgo que,en definitiva,noeramás queun montón de piedras?Pues porque teníanun proyecto de civilizacióncuya expresiónabsoluta es el arte.Esta es una preguntaque loscatólicos de hoy debenhacerse con urgencia.Porque siel cristianismo ya no esun modelo de civilización,entonces sólo esuna opción moral más.Y lamentablemente,el estado actual dela liturgiay el artecatólicomuestran síntomas evidentes dela pobreza delmodelo de civilizaciónque los católicos puedenofrecer al mundo.
De hecho, el estado de la cuestión del canto eclesiástico se puede resumir en los siguientes términos:
1.- Cada vez más personas se sienten atraídas por esta música, procedentes de todos los ambientes. 2.- Nunca como hoy habían tenido tal desarrollo los estudios académicos sobre estas materias. 3.- La Iglesia, en general, desprecia su herencia. Y aun cuando no, le resulta muy difícil integrar la liturgia moderna y la tradicional.
4.- Hay que encontrar soluciones que hagan confluir a estas diferentes corrientes. 5.- Y corresponde a la Iglesia tomar la iniciativa.
—La estética gregoriana de Solesmes y la que usted propone parecen dos mundos muy diferentes. ¿Podría definir ambas en relación a la renovación litúrgica buscada por la Iglesia durante el siglo XX?
—Nuestro trabajoes un intento de ampliar las referenciasculturales que concurren en el acto litúrgico.Una pretensióna la vezprofundamente tradicionaly totalmente volcada en el presente.Tradicional, ya que tieneen cuentala información disponible desdela Antigüedad tardía,para aprender detodos los siglosquenos han precedido.Y tambiéncontemporáneaporque nos sitúaen el corazónde los problemasde hoy.La contemporaneidad nos plantea el retode confrontarnoscon sociedadesque no evolucionanal mismo ritmo que la nuestra.Paraentendernos con ellas yanticipar sus reacciones,tenemos quesuperar una concepción demasiadolineal del tiempo.
—Y todo eso, ¿en qué se traduce, musicalemente?
—El primer pasoes dar alCanto RomanoAntiguoel lugar que le correspondeen la renovación del acervo litúrgico católico.Este repertorio,descubierto hace un siglo,ha sido completamente desatendidopor los gregorianistas, ya que no se puedeejecutarde acuerdo alas reglas de interpretacióndeSolesmes.En lugar de desafiarestasnormas, se ha preferidoconsiderareste cantocomo algo decadentey sin interés.Sin embargo, elCanto RomanoAntiguoocupa un lugar centralen la historiade la música religiosa.Es la clavede bóvedaque da origen, sentidoy coherenciaal edificio delo que debería serla conciencialitúrgica del Cristianismo.En su curso alto, enlaza con el cantodel Templode Jerusalény la herencia musical griega.Aguas abajo,nos permiteentenderla belleza de la monodia coránica.Fuera deciertoscírculosmuy restringidosde lamusicología, este repertorio eshoy díadesconocido por músicos, eclesiásticos y público.Sin embargo,nos dala versión más antiguade la músicagreco-latinade la Antigüedad tardíay es eleslabón perdido entre el canto bizantino, elcopto o elsiríaco, y la músicaárabe yla occidental.
Hasta el siglo XIIIeste repertorioacompañabalas liturgiaspontificalesen Roma.Pero cayó en el olvido al trasladarse losPapas a Aviñón.Redescubierto a principios del sigloXX, todavía nose le ha dado el lugarquele correspondeen el acervo estéticode la cultura occidental.Y dela judía y la musulmana, que comparten la misma herenciasemitay griega.Hoy en día,el Canto Romano Antiguotodavía estáausente delas reflexionessobre músicareligiosa, ecumenismoo relacionescon el Islam.Nosotros preparamos la publicación deeste repertorio.
—Reconstruir una memoria litúrgica brillante, poniendo el rito romano tradicional en el centro de la restauración litúrgica, pero no en exclusiva.En concreto, hay que establecer centros de formación en cada diócesis para iniciar a sacerdotes y fieles en una recuperación del patrimonio litúrgico.En suma, ampliar el acervo litúrgico de los católicos reviviendo de verdad el espíritu de las antiguas liturgias. Dejar de considerar la atención al patrimonio como una empresa retrógrada.Muy al contrario, es mediante este ejercicio como se construirá el futuro de la Iglesia y se abrirán nuevas vías al ecumenismo.Por último, entender y transmitir que el latín no es sólo un vestigio del pasado, sino que constituye el futuro de la Iglesia porque sólo esta lengua, según recuerda el Concilio Vaticano II, puede ser el medio de la comunión eclesial.Benedicto XVI no podría ser más claro sobre este tema.El uso exclusivo de las vernáculas ha encerrado a las iglesias nacionales en guetos lingüísticos, peroese tiempo ha pasado.La apertura al mundo, la circulación cada vez más intensa de individuos, reclama la recuperación del latín como el vehículo más apropiado para afrontar el reto de la mundialización.
Entrevista realizadaporChristopheGeffroy.
Discografía de Marcel Pérès
El CERIMM (Centro Europeo de Investigación sobre la Interpretación de Música Medieval), convertido después en el CIRMA (Centro Itinerante de Investigación sobre Música Antigua), organiza a lo largo del año sesiones de canto en Moissac y en otros lugares.Cada año celebra la fiesta de Santiago Apóstol, el 25 de julio.Una semana antes, los estudiantes se reúnen en Moissac para preparar los oficios de esta solemnidad y una misa polifónica. Este año, la MisaPange Linguade Josquin des Prés.En este mismo período se ofrecen prácticas para niños.
Últimos discos delEnsemble Organum, dirigido por Marcel Pérès:
-Vísperas de Santiago de Compostela, del siglo XII (Naïve, 2006). -Vísperas de San Luis de los Inválidos, manuscrito del siglo XVII (Naïve). -El canto de los Templarios, manuscrito del Santo Sepulcro, siglo XII (Naïve, 2006). -Cantos de la Iglesia de Roma,periodo bizantino (Harmonia Mundi, 2003). -Cantos de la Iglesia de Milán(Harmonia Mundi, 2003).
El CIRMA también publica partituras de canto litúrgico en su notación original. Para más información:
CIRMA. 1, Rue de l'Abbaye, Moissac 82200 (Francia).